Editorial Casinos de Latinoamérica Nº80
- Posted by ELECTRICIDAD
- On 31 enero 2020
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El juego ha sido y será una faceta del ser humano a la que ha estado ligado desde la niñez.
¿Quién no ha jugado con los compañeros del colegio a “las canicas’; en las que el que ganaba se llevaba la bola de cristal del que perdía?
¿Quién en su etapa de niño no ha apostado cromos de futbolistas o de jugadores de beis bol a la “peonza”?
¿Quién, ya más mayor, no se ha jugado el aperitivo a los “chinos”?
¿Quién no ha compartido con familiares y amigos los billetes de la “Lotería de Navidad”? ¿Quién no ha rellenado una “Quiniela de Fútbol”?
¿Quién ….
El juego es una variedad de ocio y entretenimiento inherente, guste no, a la persona y en sí no es malo. Distinto es si se hace de forma compulsiva y se cae en la triste ludopatía.
Tomarse una copa de vino no es malo, lo que sí lo sería es beberse una botella. Es decir, lo negativo no es jugar o beber o … sino abusar de ello.
Dicen que chinos y filipinos son los ciudadanos que más juegan y de momento las últimas estadísticas siguen refrendando esta teoría, que se viene manteniendo desde hace décadas.
Otra área geográfica en donde se mueve bastante dinero en las apuestas es en toda América Latina; desde Río Grande, al sur de Estados Unidos, hasta el Estrecho de Magallanes en los confines del Nuevo Continente. Los que más invirtieron en crear nuevos establecimientos de juego fueron los mejicanos, que en los últimos diez años vieron proliferar los Casinos y Salas de Tragamonedas por todo su territorio.
Los inversores apostaron por el juego, nunca mejor dicho, y tuvieron una larga etapa de bonanza.
Sin embargo los días buenos llegaron a su fin y las constantes crisis sociales y económicas, que se cernieron por el mundo entero, se cebaron especialmente con Latinoamérica.
Ello, como es lógico, afectó de manera muy fuerte a la industria del juego.
Los recientes y graves disturbios con miles de detenidos en Chile, Boli-via y Venezuela han puesto en tela de juicio la Presidencia de Sebastián Piñera , Evo Morales y Nicolás Maduro. En este sentido destacar la caída de Evo Morales a mediados de noviembre.
Evidentemente, como no podía ser de otra forma, los locales de juego han sido de los más afectados, llegando incluso muchos de ellos a cerrar.
Concretamente, en Chile la Superintendencia de Casinos de Juego, anunció a mediados de octubre, la suspensión de la obligación del funcionamiento de los Casinos en caso que no puedan garantizar condiciones de seguridad para clientes y trabajadores.
En Bolivia y Venezuela apenas quedan ya locales de juego abiertos ante la ruina económica a la que han llevado a sus países los dictadores Morales y Maduro.
En Méjico la desastrosa gestión del filo comunista, López Obrador, ha conseguido que se batan todos los récords de inseguridad ciudadana. Los narcos dominan casi todo el país y el gobierno ha cedido vergonzosamente ante sus presiones llegando incluso a liberar el mismo día de su detención al hijo del narco el “Chapo” Guzmán, el también narco, Ovidio Guzmán. La seguridad ciudadana apenas existe y la gente se lo piensa dos veces antes de salir por las noches a cines, conciertos, discotecas o locales de apuestas.
Algo similar ocurre en países con un alto índice de pobreza, como Guatemala, El Salvador, Honduras o Nicaragua, en donde pandillas organizadas de delincuentes extremadamente violentos se han hecho dueños de la calle al anochecer. Nadie está a salvo de Latin Kings, Ñetas, Maras, Trinitarios, …
Argentina es otro ejemplo de nación latinoamericana golpeada fuertemente por la depresión económica. A los nefastos años del “kirchnerismo’; siguió la ineficaz gestión del Presidente saliente Mauricio Macri y la temida llegada de la electa Cristina Fernández de Kirchner. Las pocas divisas, sobre todo dólares, que quedaban en el país han salido de forma precipitada e ilegalmente al extranjero. Pocos economistas se fían de la próxima gestión de quienes se llaman peronistas y cuya ideología no se asemeja en nada al ideario de Juan Domingo Perón y su esposa Evita Perón. Todo un fraude histórico.
Pues bien estos años continuados de decadencia social y económica de gran parte de América Latina han llevado, entre otras cosas, a que el sector del juego se encuentre en caída libre. Los empresarios están aplazando sus inversiones para años mejores y la gente ha bajado notablemente su asistencia a los centros de ocio.
La crisis económica lleva a movimientos populistas y manifestaciones sociales y en consecuencia en muchas ocasiones a la represión guberna-mental. El resultado siempre es el mismo, pérdida de puestos de trabajo
y de poder adquisitivo y la resultante siempre es la bajada de ingresos en Casinos, Bingos, Salas Tragamonedas, ….
Según un dicho popular, nunca comprobado, el ciudadano apuesta más cuando tiene menos dinero al objeto de conseguir los favores de la diosa Fortuna. Sin embargo, la verdad es que cuando la crisis es realmente fuerte, como en estos años, la gente se tiene que preocupar por conseguir comer día a día y llegar a fin de mes, si es posible.
Las apuestas en épocas de escasez quedan para un futuro mejor.